Cuando encendemos una lámpara, la energía eléctrica que fluye a través de los conductores se convierte en energía lumínica. Pero no toda esa energía que proviene de la acometida se convierte en luz, ya que habrá energía que se transformará en calor (efecto Joule), luz ultravioleta y luz infrarroja, dependiendo de la tecnología empleada. Por ejemplo, las lámparas incandescentes producen luz, pero la mayor cantidad de su energía se convierte en calor y luz infrarroja (casi un 90%).
Por lo tanto, la energía eléctrica que proviene de los conductores no se aprovecha en su totalidad o mayoría, pues solo el 10% es convertida en luz. Para esto, hay un término muy importante en iluminación que nos sirve para clasificar e identificar las fuentes de luz que aprovechan al máximo la energía eléctrica: la eficacia.
La eficiencia es la cantidad de flujo luminosoemitido por una fuente luminosa, por cada watt consumido. Recordemos que el flujo luminoso es la energía radiante emitida por una fuente luminosa en un segundo, mientras que los watts son la energía necesaria para realizar un trabajo, en este caso producir luz. Por lo tanto, la eficiencia es la medida que nos indica cuánta luz genera 1 watt de potencia.
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